India

En dos viaje a la India en los años 1993 y 1995 tuve la oportunidad de conocer a Vicente Ferrer cuya Fundación en España es la encargada de difundir su legado. Si tuviera que resumir la India en dos palabras serian «espiritualidad e injusticia», porque son los dos componentes que hayas en cada rincón y respiración. Aun así, mi viajes fueron impulsados por una crisis de valores y curiosamente aquel dicho de que somos lo que vemos, pues allí me encontraba en un mar de belleza y de injusticia juntos. Mi entrevista con Vicente Ferrer, que en aquel entonces solo me sonaba de algo relacionado con el santo San Vicente, (en aquel entonces no era muy conocido en España) se limitaba a comentarios de grupos que me encontrando en mi viaje. Así que finalmente me decidí ir a conocerlo. Tome un taxi, única forma de viajar entre sitios inhóspitos y hice unas tres horas desde Prasnaty Nilayan hasta Anantapur. Donde se encuentra Vicente. El proyecto y la relación que mantuve con el se merece otro post ya que en pocas líneas bastarían poco para decir que es uno de los seres mas especiales que he conocido. Su proyecto dirigido a los denominados «intocables» de la India una de las castas mas marginadas como su nombre indica.  Pero, aun cuando el proyecto merece un estudio muy especial que espero tener fuerzas para hacer y me refiero a la parte de acción de desarrollo que durante mas de 45 años Vicente lleva ejecutando día a día en un territorio de una extensión como Andalucía, no me gustaría dejar pasar estas fotos de niños con deficiencias escolares básicas y el trato que me dieron cuando pude echar una mirada por las barriadas de cualquier ciudad.

Es cierto que los que están capacitados para dar tienen un doble merito que yo simplifico en no ahogarse en las necesidades. Muchas veces experimentadas en la vida cotidiana cuando nos falta un paquete de cigarrillos o cualquier cosa que usamos o consumimos. Pero es que cuando vi a esos niños y esos profesores que me hicieron largas listas de cosas que necesitaban, necesidades urgentes como pizarras, lápices, gomas borrar o sillas. Se me cayo el alma al suelo y en los días sucesivos me di cuenta de mi gran impotencia ante tanta miseria. Pude llegar a encontrarme en un singular aprieto, regale una pizarra a la escuela y después de eso no pude mas y tuve que marchar con el rabo bajo las patas. Fue una decepción y al mismo tiempo un aprendizaje. No te metas donde no estas seguro de ayudar por que puedes llevarte esa sorpresa de verte tal cual eres y a lo máximo que puedes llegar a ayudar. De todas maneras esta fue una de las miles de experiencias que viví en la India y por supuesto me sirvieron en lo mas profundo a valorar las cosas y aprender sobre la ecuanimidad.

Así que ahí van algunas de las fotos que tome incluyendo esta con Vicente. En mi pagina de Jmmag he abierto la posibilidad de colaboración a un proyecto interesante sobre escuelas para países en desarrollo. La idea es que sea multidisciplinario (bienvenidos médicos, enfermeras, psiquiatras o psicólogos, sociólogos, etc.) Así que esta verdad sobre «no solo hay que querer sino hay que poder y saber ayudar» que descubrí en tierras de largas playas solitarias de arenas blancas, de estanques de lotos y de bosques de palmeras ha sido una de las grandes experiencias y lecciones de mi vida.

Fuente: http://jorgemonedero.blogspot.com/2008/12/india.html

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