Tengo que contextualizar el evento y las actividades que desarrolla la Fundación del empresario francés François-Henri Pinault que desde 2006 es propiedad del Palazzo Grassi y exhibe aquí su colección de arte. También de Punta della Dogana, sala expositiva que se encuentra al final del Gran Canal y que debe su nombre por quedar en esta punta de Venecia.
El Palacio Grassi, un imponente edificio de mármol blanco situado en el Gran Canal de Venecia, fue diseñado por Giorgio Massari y construido entre 1748 y 1772 para la rica familia Grassi. Desde 1996, es propiedad de François Pinault y se ha mantenido cerrado para su reforma y rehabilitación hasta junio del pasado año, fecha en que se inauguró como nuevo museo de la ciudad.
Además, la Fundación Pinault fue elegida en 2007 para convertir los antiguos almacenes del siglo XVII de la Punta della Dogana en un nuevo centro de arte contemporáneo, donde se expone desde junio pasado con carácter permanente una selección de obras de su colección. El proyecto de transformación del espectacular edificio fue encargado al arquitecto japonés Tadao Ando.
Lo hago por que anoche asistí a la presentación del libro Architectura y Materia a cargo de la edición patrocinada por el grupo italiano MioDino-Faram Group. El palacio engalanado para la fiesta exhibía su colección privada y tras enseñar mi acreditación para cubrir la Bienal de Arquitectura fui trasladado desde el final de una fila de invitados -vestidos de etiqueta para la ocasión- que esperaban las elevadas medidas de seguridad de acceso al interior del palacio en atención de la relaciones con la prensa. Una presentación del libro para recordar.
No era una casualidad cuando uno de mis primeras secciones que abrí en la pequeña revista que escribo -CREACTIVISTAS– anunciaba un eje central de tratamiento informativo sobre el mismo. Además de la «nueva era de la experiencia con la arquitectura» como eje central de los proyectos.
Contare por encima por que fue así. En primer lugar los franceses y su exquisito tacto por la organización de eventos. Por otro y de ahí el contexto, el palacio. La experiencia con la arquitectura estaba servida.
Cuando el otro día veía la obra de SAMA de una biblioteca en Japón en un vídeo en tres dimensiones que se exponía en el Arsenal de la Bienal, las impresionantes secuencias del mismo hacían que en ciertos instantes los figurantes y tras una perspectiva en 3d de la biblioteca, inspiraran y cerraran los ojos. Realmente, ello me trajo la ya idea que he mantenido de una nueva era para la Experiencia con la Arquitectura. Esta nueva secuencia me trasladaba a inspirar mientras un guía nos enseñaba la colección privada del museo al grupo de Ava, su amiga redactora de un periódico de Milán y a mi. Era todavía mas cercana la experiencia en unas salas vacías y abiertas especialmente para nosotros mientras nos servían unas copas de proseco o bellini, bebidas típicas de Venecia.
El núcleo central de la fiesta estaba en patio central y en el embarcadero que recepcionaba a los visitantes. Este ultimo por ser posible fumar en le exterior.
El patio estaba cubierto con un suelo que en modo de ajedrez inmenso encendía y apagaba diferentes tonalidades de colores, la tonalidad quedaba mate a tus pies y no destellaba con lo que el reflejo fluctuante de diferentes mezclas hacia hacer la luz y el ambiente casi infinito en tonalidades.
La fiesta finalizo allí con la intervención de un disk-jockey y un equipo de sonido que hacia fluctuar el ambiente danzante de los invitados y el eco sonoro de la inmensidad del palacio.
Todo el servicio de etiqueta y que desde las 19 horas que entre hasta bien cercanas las 12 de la noche cuando sonó la hora de la Cenicienta, no falto de nada. Comida Japonesa, Veneciana, bebidas, postres… todo ello en grandes cantidades. La intensidad de la belleza y la discreta belleza serena estaba allá donde miraras. Nada había estridente excepto mi disfrute.
La ocasión era excelente para vivir el espacio de un palacio, disfrutar de sus espacios reinterpretados para la expo de la colección privada. La guinda la colmo mi encuentro con la conversación de una joven diplomática Uruguaya y su compañera pórtense que eran quizás las únicas que hablaban español en toda la fiesta. Se puede pedir mas a alguien que no hablaba ni Italiano ni Francés?
Dejo para los próximo posts el libro sobre arquitectura y materiales cuya primera obra que presenta es el Pabellón de España de Shanghái, cuyo contenido merece un post extenso. Además de la colección privada del museo y la expo habilitada en la Punta della Dogana para la bienal.